El carmín deja una marca indeleble en el filtro del cigarrillo. En “La Casa de las Chicas”, ya todas saben que una colilla manchada de “Cocoa Shake 02” significa que el pitillo había pasado por mis labios.
También todas me conocen lo suficiente como para saber que un cenicero lleno de esas colillas significa que estoy nerviosa. Muy nerviosa.
Carolina llega, por fin, como siempre la última. Entra al salón y toma asiento en el único sitio libre que quedaba de los diez totales.
- Bueno, ya estoy aquí. ¿Empezam…?- Carolina se detiene al ver a Iván.- ¿Qué hace él aquí? ¿No es una reunión de las veteranas?
Iván no responde, se le nota cohibido. Este hombre necesita estar en una cama para lanzarse, con un hombre o con una mujer, con quien sea, pero fuera de la cama es un pez fuera del agua. El joven simplemente baja la cabeza y mira al suelo. Se siente culpable, aunque sabe que él no tiene culpa de nada. Intento calmarme antes de responder por él.
- Iván está aquí porque yo se lo he pedido.- explico.
- ¿Tú se lo has pedido?- pregunta Gloria. Está, como todas, muy sorprendida por esa repentina reunión sorpresa, más aún desde que vio a Iván.
- Más que pedírselo, le he obligado a estar aquí.- aclaro.
- ¿Qué pasa, Natalia?- Samantha se inclina sobre la mesa con semblante preocupado, sus pechos pequeños se asoman por el escote de su camiseta. Joder, lo que me faltaba. Algo que me recordara unos pechos pequeños, una piel pálida y una cara de niña. Samantha, te podías ir a la mierda.
- Me voy.
Esas dos palabras, cinco letras, menos de un segundo de confesión, explotan en la sala como una bomba gigantesca, dejando a las ocho veteranas restantes perplejas.
- ¿Cómo que te vas? ¿Dónde? ¡No puedes irte! ¡Tú creaste todo esto!- exclama Gloria, levantándose de la silla, exagerada como siempre.- ¿Esto no será por…?
Mi compañera no se atreve a continuar la frase. No sabe el resultado que puede tener mencionar el nombre de aquella chica que había conseguido que yo estuviera toda la última semana bien jodida.
- ¿Por Niña Lucía? ¿Si es por Niña Lucía? ¡Claro que es por Niña Lucía, joder!- Sólo hace siete días que Niña Lucía, aquella última chica de Natural Escorts, pequeña, con aspecto de niña, inteligente y talentosa se ha suicidado, y todavía no he podido superar mi complejo de culpabilidad. Quizá, si la no hubiera metido en este puto mundo… quizá…
- ¡Claro que es por Niña Lucía!- Repito, aguantando las lágrimas. Joder, me considero una chica fuerte, pero cada vez que recuerdo a Lucía, siento algo rompiéndose en mi interior.- Pero no sólo por ella… ya es mucho tiempo… es hora de empezar una nueva vida.
- ¿Una nueva vida? ¿Te crees que vas a tener tan fácil salir de aquí y crearte una vida nueva desde cero? Natalia, sabes que no es así.- interviene Tania, acercándose a mí. Tania... hemos pasado tantas cosas juntas.
- Ya sé que no va a ser fácil… pero algún día tendría que hacerlo. Iván es el más antiguo después de nosotras, será el primer Veterano de Natural Escorts. A partir de ahora, la jefa será Gloria, mi hueco será ocupado y todas podréis seguir con esto.
- ¿Qué? No, Natalia, yo no puedo hacerl…
- ¡Vamos, coño, Gloria! Estos meses lo estabas haciendo tú casi todo, y esta última semana lo has llevado todo de puta madre. Vas a ser mejor jefa que yo. Ya he hecho todo el papeleo, sólo tendrás que firmar el traspaso de poderes. La Casa y la empresa quedarán a tu nombre.
- Joder, Natalia…
Nueve pares de ojos me miran, intento no cerrar los ojos para no volver a ver la dulce cara de Niña Lucía en su ataúd. Aquella muchacha me había llegado más hondo de lo que jamás imaginé, y su muerte ha sido un mazazo. Se le veía recuperada, parecía haber superado la muerte de Joan, su novio, cuando de repente se suicida. Fue todo tan… inesperado.
Intento no llorar mientras las chicas replican e intentan hacerme reflexionar. ¿Acaso se creen que no he reflexionado suficiente?
*****
- ¿Dónde vas a ir, qué vas a hacer?
- Viviré en casa de una prima. He mirado estos días de conseguir un trabajo por el centro, y ya me han llamado de una tienda. Quiero tenerlo todo atado.
Gloria me inspecciona detenidamente, como si no reconociera en mí a aquella chica que la metió en Natural Escorts cuando sólo era una chiquilla de facultad. Estamos en mi habitación, con las maletas a medio llenar. ¿Cómo me va a caber toda una vida en una maleta?
- Joder Natalia…- Gloria se sienta en la cama, y me mira con tristeza. Juguetea con el piercing de su labio entre sus dientes. Siempre le he dicho que es un gesto que la hace tremendamente sexy.
- Gloria, cariño…- acaricio con suavidad el rostro de mi amiga, y noto sus esfuerzos por contener las lágrimas.
- Oye, Natalia, por lo menos… ¿Me dejarás una noche de despedida?
Sonrío. Gloria me gusta, es tremendamente bella, quizá demasiado informal, le falta el punto de elegancia que siempre le he reprochado, pero de todas maneras me he resignado a que, simplemente, tiene un estilo distinto al mío.
- Coño, Gloria… desde que tienes novio no te me habías ofrecido así. Si lo llego a saber, digo antes que me voy.
A Gloria se le escapa una risilla, blanca y sincera. Se retira un mechón de la cara con gesto vergonzoso y aparta la mirada a un rincón. Joder… se pone tan bonita cuando le da la vergüenza…
Me inclino sobre ella con lentitud y la obligo a mirarme. Frente a frente, cinco centímetros entre cada una… tiembla cuando mi mano le roza la mejilla. Es extraño, la he visto follar, hablar con tíos que parecían tener más peligro que un mono con un kalashnikov, y únicamente la he visto temblar cuando estábamos las dos a solas. Giro un poco la cabeza y beso con dulzura los labios de Gloria. Son calientes, húmedos, suaves, su piercing resbala entre mis labios, mientras nuestras lenguas se enrollan entre sí. Me alejo y tomo aire en un suspiro.
- Una última noche, Gloria… no quiero dejarte una mala impresión después de tantos años.
- Jamás podrías dejarme una mala impresión, Nat.- Gloria me agarra por la nuca y me vuelve a besar. Posiblemente no haya otra mujer (ni hombre) en toda la Casa de las Chicas que bese mejor que Gloria.
*****
Dos cuerpos de mujer desnudos, juntándose, abrazándose, compartiendo sudor, es un cuadro lleno de sensualidad que cualquier pintor desearía pintar. He follado con hombres expertos en el sexo, cariñosos, románticos, atractivos… pero sólo con una mujer he sentido tanta sensualidad que perdía total conciencia de qué era mi cuerpo y qué era el suyo. Y con Gloria, como con Niña Lucía, la cosa era aún mejor.
Mi mano abandona uno de los pechos de Gloria para ir cuerpo abajo atravesando el vientre. Se dobla sobre sí misma y suelta un gemido mientras me abraza la mano con sus piernas cuando mis dedos se hunden en su húmedo coñito depilado.
- Mmmm… joder, Natalia… eres única, ya no me acordaba de lo que era follar contigo.
Me detengo a pensar por un momento. No quiero eso… No quiero follármela.
- Gloria, cariño, es la última noche… no te voy a follar, voy a hacerte el amor.
Mis dedos acarician con suaves movimientos los labios hinchados del sexo de Gloria, que gime mientras esboza una sonrisa sensual.
Sus pechos suben y bajan al ritmo de su respiración cada vez más acelerada, igual que la mía. Siento su mano tentar por mi vientre pero la rehúyo, la beso y bajo mi boca por todo su cuerpo, repartiendo besitos por doquier. Mis labios llegan al bajo vientre de la muchacha, que balbucea algo al tiempo que sus manos se hunden en mi melena.
Gloria gimotea, tiembla, su piel sudorosa brilla ante la luz enrojecida de la lámpara que he encendido. Me encanta su cuerpo, su sabor, su sexo, me encanta que gima cuando mis labios le rozan el sexo y atrapan su clítoris. Me encanta también verla acelerarse, que se le enloquezca la respiración, poco a poco, subiendo más, cuando dos de mis dedos se hunden en su coño y se agitan buscando un punto G que ya tengo localizado desde hace años. Lo encuentra, y empieza a gritar, a gritar, a gritar hasta que su cuerpo se arquea violentamente y sus piernas se tensan por un momento, endureciéndose antes de ablandarse y comenzar a temblar sin control.
Gloria parpadea un par de veces antes de fijar su mirada en mí. Satisfacción. Lujuria. Me va a doler mucho más de lo que pensaba alejarme de todo esto.
Nos abrazamos con pasión. Nuestros sexos se frotan, noto su clítoris junto al mío, acariciándose, electrizándose uno al otro.
Nuestras pieles chocan, se deslizan sobre sí mismas, comparten sudores, se aplastan los pechos en el torso amante, cuatro pezones duros como rocas parecen escribir obscenidades sobre las pieles. Besos, besos, más besos... sabor de labios y de lengua, festín de saliva, gemidos y suspiros que llenan la habirtación, y ante todo, placer, mucho placer.
Lloro cuando llego a un orgasmo largo, suave, enorme, dulce y genial.
*****
La despedida es como todas, triste. Hasta parece que el frío se levanta a pesar de ser pleno verano. Cierro la chaqueta de cuero mientras me alejo de aquella Bendita Maldita Casa. Enciendo la moto y lloro. Lloro por todo, por los polvos que no pegaré, por las amigas y amigos que me dejo atrás, por los errores cometidos, por los buenos momentos, por Niña Lucía…
Me seco las lágrimas y arranco. El futuro me espera.
La Casa de las Chicas es sólo el pasado.
3 comentarios:
¡Kalash! Dejo de entrar al blog un par de días (malditos formateos) ¡y me encuentro una nueva historia! Que decirte... que no soy lesbiana (por lo tanto no suelo leer esas categorías) y sin embargo la escena de Gloria y Natalia haciendo el amor me la podría leer una, y otra, y otra vez y no cansarme jamás. Me encanta cómo lo has narrado. Y más me ha gustado ver que queda Natalia para rato. Seguro que lo bordas, artista.
Un beso de tu fiel seguidora (seguro que no la única)
Lora
Meeow... Quiero un capítulo nuevo... Porfi >.<
Se te quiere =^-^=
coñe... indagando, indagando, descubro tu blog gracias a algún comentario que has puesto en TR... nada, sólo expresarte mi admiración, no puedo creer que tengas tan solo un par de años más que yo y escribas taaan bien. Leí Niña Lucía unas4 veces... y encontrarme con esto, me ha hecho casi hasta ilusión.
Un beso.
_Nerea.
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