Mis palabras no son más que balas perdidas que aspiran encontrar un corazón donde alojarse, no para hacer daño, no para matar, sino simplemente para encontrar un hogar más cálido y acogedor que la fría mente de la que fueron expulsadas en forma de relato. Son balas que buscan conmover, provocar, excitar...
Espero, al menos algún día, conseguirlo, y que vosotros seáis los primeros en verlo.
Sean bienvenidos.